Poblado ibero de San Antonio

El poblado ibero de San Antonio es un yacimiento arqueológico ibero situado un kilómetro al sur de la población de Calaceite, sobre la colina de San Antonio, prolongación meridional del de San Cristóbal, donde está la ermita del mismo nombre. Se trata de un poblado de la tribu de los ilercavones con una ocupación que se extiende hasta la conquista romana en dos fases bien diferenciadas.

La primera, que abarca los siglos V y IV a.n.e., ocupa la parte superior rocosa de la colina y se dispone en la tradicional forma de poblado de calle central, que sigue la curva de la colina. El trazado de la calle se encuentra muy bien conservado, pudiéndose observar buena parte del empedrado original. A ambos lados de la calle encontramos una treintena de casas de planta rectangular, la pared posterior de las que conformaba la muralla del poblado. En los extremos de la calle central había dos torres cuadrangulares de defensa. Aquella más meridional, pero siempre en la vertiente norte del yacimiento, protegía la entrada al poblado.
Es a partir de esta puerta por donde se expandirá el poblado en el siglo III a.n.e. con la edificación de una decena de casas, una nueva muralla con una gran torre de defensa semicircular y una balsa para recoger el agua de lluvia. Algunas de las viviendas de la nueva zona son de gran tamaño, como la casa número 5, de unos cien metros cuadrados y al menos siete estancias diferentes, revelando una creciente diferenciación social entre los habitantes del poblado. Otros, como las número 1 y 2, con concavidades para vasos cerámicos y un pedestal central, se han interpretado como espacios litúrgicos. Esta fase muestra pues un momento de expansión económica y de aparición de desigualdades sociales importantes que acabará de una manera brusca con la conquista romana a finales del siglo III o inicios del siglo II a.n.e.

Una reconstrucción tentativa de alguna de estas casas se puede encontrar en la Casa Museo Juan Cabré, en Calaceite, donde también encontraremos otros datos del yacimiento, excavado por este arqueólogo local y por Pere Bosch i Gimpera, del instituto de estudios Catalanes entre los años 1903 y 1919.